- Hacen buenos bocadillos, pero son muy raros, y se meten con la gente...
Algo así fue lo primero que supe de este bar, me lo dijo mi compañero de trabajo Albert, el día que empecé a ir a trabajar de mañanas en mi empresa, al preguntarle sobre el bar que tenemos en nuestro edificio en la última planta, la séptima, para poder desayunar.
La verdad es que me causó mucha curiosidad de cómo sería ese bar, pues me imaginaba los típicos camareros vacilones que van de listos. Subí hasta la séptima planta, solo, como casi siempre lo he hecho, con un aspecto serio y de hacerme respetar por si las moscas, para mantener las distancias. El bar tenía la decoración típica de los bares antiguos de barrio, mesas y sillas de madera, decoraciones de refrescos de los años 80 donde el tiempo les había regalado un poco de deterioro y suciedad por su constancia, y en general el tono crema antiguo y familiar lo invadía todo. Se puede decir que era el típico bar de barrio obrero, que tan acostumbrado estamos aquellos que los tenemos cerca.
Creo recordar que lo primero que pedí fue un bocadillo grande de bacon con queso (nunca más lo pedí con queso, porque el que utilizaban era el queso de bikini que a mi no me gusta mucho...
) y sin tomate (remarcado tantas veces fuera necesario) y un café con leche, y pregunté sobre algún diario para leer, entre los deportivos, La Razón y El Periódico, este último siempre fue siempre mi elección, salvo excepciones.
Los camareros era verdad que eran un poco vacilones con la gente, pero no conmigo, yo pensé que no lo eran por que quizá no me conocían suficiente, y como yo también aparentaba una seriedad y soledad que nadie más tenia, me respetaban y trataban muy bien.
Cada día subía sobre las diez y media de la mañana (la mayoría de las veces), la gente cuando entraba solía ir a la ventana de la cocina donde había dos mujeres (supuestamente las mujeres de dos de los tres hombres que trabajaban) y les pedían el bocadillo o plato que querían para desayunar. Yo indistintamente a lo que veía siempre pedía lo que quería al camarero, donde luego iba a la cocina y lo repetía a las cocineras, remarcando muy bien el SIN TOMATE!.
Mi rutina inicial era decir que bocadillo quería (grande y sin tomate), pedir el café con leche, y buscar El Periódico, pero todo esto se acabó en poco tiempo. Mientras al resto de la gente un camarero les decía: Venga, pide de una vez que tengo trabajo! o comentarios parecidos (no me refiero que sean mala gente, al contrario, nunca fueron comentarios despreciativos, ellos lo decían muy serios y como enfadados, pero la gente se reía y lo encontraban gracioso, era un rollo diferente, simplemente era su papel en ese bar, realmente eran y supongo que son unos personajes
). Pero a mi me trataban diferente, hasta el punto de con solo decir la palabra "PATATAS", el camarero decía:
- Un bocadillo grande de tortilla de patatas SIIIIIIIIIIN Tomate!!!
- Un café con leche!!!!!
- El periódico!!!
(Y si no estaba EL Periódico por que lo tenia otra persona iba hacia él y le decía...)
- Pero cuánto te queda que hay gente esperando, espabila!!! (Como eran ellos)
La gente que le decía que con solo decir el bocadillo ya me preparaban todo flipaban, por que sabían como eran y no entendían por que conmigo no. El rango de precios de mis desayunos iba de 3.95 a 4.15, donde siempre dejaba el cobre de propina y ellos siempre me lo agradecían.
Todo esto y la rutina diaria, hacia una especie de relación YO-BAR, BAR-YO muy familiar la verdad. Hasta el punto que me entero que cierran por jubilación. Ese día de cierre era hoy, 23 de mayo del 2008, hoy es la última vez que desayunaré en ese bar (puesto que se traspasa para ampliar un departamento de mi empresa), hoy será la última vez que esos camareros tan desaboríos, me "mimen" a su manera, hoy es ese día que no puedo faltar para ir a desayunar y puesto que el trabajo me tubo liado hasta las 11.30, subí. Vi la puerta del bar con su mítico cartel "BAR PARAISO: El mirador de Bon Pastor", al entrar al Bar se notaba que no era lo mismo, ese color crema tan característico que lo ambientaba era diferente, los camareros dejaban miradas perdidas en cada rincón del bar, disimulando con carácter al darse cuenta. El "jefe" fue el que me pregunto por última vez en ese bar, qué iba a tomar, como si no fuera la última vez que me lo iba a decir, pero sus ojos le delataban, eran diferentes, cristalinos, que a la vez que miraban recordaban recuerdos visuales de años de trabajo en ese bar, esa mirada me impacto mucho por cómo eran ellos, y supongo que reaccioné de alguna manera que él vio todo mi apoyo y agradecimiento en mi mirada.
Todos queríamos que fuera un día normal, mi último bocadillo, algo ligero puesto que era tarde, fue de tortilla francesa, lo de decir sin tomate como sabéis ya no hacia falta decirlo, y nunca, nunca se equivocaron. Comiéndome el bocadillo, tomándome el café con leche y leyendo El Periódico, echaba miradas al Bar, la gente al irse se dirigía hacia los camareros y les saludaban, yo por supuesto haría lo mismo. Como ya era tarde cuando subí, al acabarme el bocadillo los dos camareros (el "jefe" estaba en la barra siempre para cobrar) desayunaban en una mesa, yo al acabar me levanté a saludar a uno que no tenía mucho trato y le dije que ahora le tocaba disfrutar de la vida, el me lo agradeció y bajando rápido la cabeza siguió desayunando, quien sabe si alguna lágrima cayera. Luego me dirigí al otro camarero, a quien le pedía casi siempre mi desayuno, me acerqué a la barra donde estaba preparando cafés y le ofrecí mi mano, él me la cogió y le dije lo mismo, que ahora le tocaba disfrutar y que muchas gracias por todo, estas simples palabras eran suficientes para remblandecer estas personas supuestamente tan pasotas, donde sin tener una confianza extrema, puesto que era un cliente habitual "desconocido", me cogió la mano con su otra mano, y agarrando mi mano con sus dos me dijo: gracias a ti majo! Majo! No me acordaba ya, él siempre me decía majo
.
Llegó el turno del jefe, donde mi billete de 5€ esperaba el turno de cambio de persona ansiosamente. Él estaba hablando por teléfono, echando broncas a alguien, tal vez aun proveedor que se le había olvidado algo como siempre, jeje me hacía gracia, hasta el último momento sería un cascarrabias, pero hoy era diferente, no llevaba las gafas puestas y sus ojos no transmitían lo mismo que sus gestos y voz chulesca. Al colgar me cobró 4.15, yo le di mi billete y él me retorno 1€, no tenía ganas de cambiar, el me apreciaba se le notaba y yo le daba cada día mi cobre de propina, estos son gestos que agradeces y más siendo el último día. Al recoger mi cambio le di la mano y le dije lo mismo, que disfrutaran mucho y gracias por todo el servicio que me habían dado! En él esta vez sí pude distinguir claramente sus ojos más cristalizados, tal vez una lágrima estaba a punto de caerle, cuando me dijo: gracias a ti chato! Jeje que es como me llamaba este camarero... Me giré como siempre, me dirigí hacia la salida como si el día siguiente volviera. Abrí y cerré la puerta del BAR Paraíso por última vez.
Este comentario va por vosotros!!! Para los mejores camareros que he tenido!!!! Un abrazo y un beso muy fuerte!!! Espero veros algún día, quien sabe...



PD: Siento no postear tanto, pero tengo muy poco tiempo 